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viernes, 10 de mayo de 2019

XLII Rock and Roll Maratón Madrid

Llegó el momento más esperado, llegó LA MARATÓN y es que, como dicen, la maratón no se busca, te llama ella misma. 
Después del parón obligado por la lesión, tenía claro que si me recuperaba del todo, tenía que aprovechar para hacer la maratón, y cuando hablo de maratón, hablo de los 42.195m, por si queda alguna duda, y...  ¿qué mejor sitio para hacer mi primera maratón que en la Rock and Roll Madrid?.

Tardé mucho tiempo en decidirme para inscribirme porque no las tenía todas conmigo. Empecé a entrenar paso a paso, despacito, como dice la canción, combinando carrera con natación, hidroterapia, bicicleta y pesas, una mezcla que me fue bastante bien para ir progresando.
Ya tenía sacado el billete de avión a Madrid para el viernes 26 y así no tener que ver todo a la carrera en la feria del corredor. Pensaba verla el sábado 27, pero al poner las elecciones para el domingo 28 (día de la carrera), tuvieron que adelantarla al día anterior y eso hizo que me viera un poco justo para ver la feria, como el año pasado. Al final tuve que ir con las maletas, cargado como una mula.

Feria del corredor

Este año, la feria estaba en el pabellón más lejano que te podías imaginar. Venga a caminar y caminar con las maletas hasta llegar a la entrada. Una vez allí, lo primero fue buscar mi nombre en el muro de la fama y seguir el camino hasta la recogida del dorsal.


Tuve suerte de no tener que hacer cola y a la primera, en el stand de la maratón, retiré mi dorsal y me fui a buscar la camiseta y posteriormente la bolsa del corredor, también sin tener que hacer colas. ¡¡Genial!!
Camiseta y dorsal oficial
¡A por el reto!




















Di una vueltita por la feria buscando sales minerales y alguna ganga, pero en esta ocasión no había gangas ni nada que me interesara.
En un stand estaban expuestas las medallas de la carrera y me acerqué a tocar la de la maratón, pero a escasos milímetros retiré la mano y me dije a mi mismo que si la quería tocar tenía que ganármela el día de la carrera.
Feria del corredor
Me dirigí al apartamento donde soltaría mis maletas y me fui a un supermercado cercano a comprar arroz y pechugas de pollo, plátanos, cereales, zumos, y algunas cositas más para cenar y desayunar antes de la carrera.

Previa

En esta ocasión no viajé solo. Vinieron conmigo mi mujer y mi hija de casi 8 meses, y entre los ruidos de la calle y mi hija se encargaron de tener una noche muy muy agitada, lo que me hizo pensar que me iba a salir una carrera horrible por falta de descanso.
Al despertarme, comencé a preparar la ropa, ir al baño, desayunar y volver a ir al baño, y es que los nervios no ayudan.
Cuando me terminé de vestir, me amarré una chuleta a la muñeca con los tiempos que tenía que ir marcando para terminarla en menos de 4 horas, a ser posible. La estrategia pasaba por ir a 6 minutos el km en las cuestas, a 5 minutos el km en las bajadas y a 5'30'' en los llanos. A ver que pasaba....

En esta ocasión me llevé un mp4 para llevar música para los momentos más complicados, las mangas retráctiles, las playeras de entrenamiento en lugar de las nuevas con menos rodaje, 6 cápsulas de minerales que tomaría cada 45 minutos aproximadamente, 6 geles que tomaría en los km 10, 20, 25, 30, 35 y 40, una visera, dos botellas de agua, medias de compresión, camisa naranja y pantalón negro y naranja.
También, en la estrategia que tenía en mente, pasaba por coger todas las botellas de agua, naranjas y plátanos de los avituallamientos sin saltarme ninguno.

La carrera

Recorrido de la maratón
Desnivel: 545m positivos acumulados

Esta vez me tocó arrancar desde el último cajón de salida, el número 8. Allí estábamos los novatos de la maratón y los de la media maratón que se estrenaban o que corrían más lentos.
A pocos metros tenía las liebres de las 4 horas y dudé entre seguir mi estrategia que no sabía si iba a ser capaz de hacer o seguir a estas liebres. En cuanto avanzamos hasta la línea de salida lo tuve bastante claro. Las liebres se habían quedado por detrás de mí y las que tenía más cerca eran las de las 2 horas de la media maratón. Estas también me valían por lo menos hasta el km 17 que se separaban las dos carreras. Al final opté por seguir mi estrategia y que fuera lo que fuese.
Allí habían animadores en una especie de torres que estaban en medio de la multitud, creo que ninguno les hacíamos caso.

Dan la salida de mi cajón después de casi 30 minutos desde que había salido el primer grupo y comienza el reto.
Intento seguir el guión establecido y voy marcando mi objetivo km a km. Los primeros 5 km son en subida hasta llegar a la plaza de Castilla, junto a las Torres de Kio, previamente pasando por debajo de un puente donde la gente anima desde el que será el km 10, igual que el año pasado. Al llegar al km 4 voy bebiendo agua y al llegar al km 5 empiezo a tomar las sales.
Comienza una zona en llano donde puedo aprovechar para aumentar un poco el ritmo.
En el km 10 llegamos a esa zona estrecha donde está lleno de personas que animan sin parar. Una zona mágica. Aprovecho para tomar mi primer gel para cargar pilas y traguito de agua.
En el km 15 aparece una de las cuestas más pronunciadas y largas de la carrera, la calle Velázquez, un km de subida donde aprovecho para tomar agua y algún plátano.
Al terminar la subida viene una bajada muy pronunciada que dura unos 200 m y una zona en bajada que llega hasta el km 17 donde se separan las dos carreras.
Unos carteles avisaban que había que girar a la derecha para continuar con la maratón y de frente para la media maratón.
Los de la media maratón nos aplaudían y animaban a los de la maratón en el punto de separación, donde comienza el verdadero camino hacia los 42 con otra subidita más.


En el km 20 en la zona de San Bernardo, estaba colocado un baño químico en plena rotonda. Había un corredor que caminaba en dirección contraria mirando el móvil dirigiéndose hacia la puerta de uno de estos baños. Al girar en la rotonda, me pegué de bruces con este corredor. Casi caemos los dos al suelo, por suerte sólo fue el susto. Otro corredor se acercó a mí para preguntarme si estaba bien y le dije que si, que lo peor era perder el ritmo, a lo que me contestó, no te preocupes, aún tienes 20 km para volver a coger el ritmo.... jejeje.
Tras este tropiezo y a pocos metros de lo sucedido, vuelvo a concentrarme totalmente en la carrera y coger el ritmo. Aquí la chuleta que llevaba con los tempos se había mojado con el sudor y antes de caer al suelo pude recuperarla. Los dos últimos parciales se habían borrado, sólo me valdría hasta el km 35, lo demás tendría que ser a ojo de buen cubero. 
Cerca del kilómetro 22 llegamos a la Puerta del Sol, con una animación bestial, lleno de gente, animando con pancartas, tambores, aplausos y un cartel que decía "el dolor se quita mañana, el orgullo de terminarla durará toda la vida"..... un subidón en toda regla. Daban ganas de volar olvidando que llevaba ya una media maratón realizada y aún me quedaba otra. La sensación era de estar empezando la carrera, me encontraba super fresco. 
Seguía tomando mis sales minerales cada cierto tiempo y mis tragos de agua cada vez que me lo pedía el cuerpo y agarrando todo lo que podía en los avituallamientos.
Km 23 frente al Palacio Real y adelantando ya algunos "cadáveres" que debieron entrenar poco o salieron demasiado rápido y se encontraron con la realidad.
Delante de mi, un corredor descalzo que lleva un ritmo un poco más rápido que el mío me deja alucinado y por la derecha nos va adelantando a todos los corredores sin excepción Chema Martinez, que había salido 5 minutos más tarde que el último grupo para cumplir un reto. El reto consistía en donar un dinero por cada uno de los corredores que adelantara. Creo que adelantó unos siete mil y pico corredores y se metió en el puesto número 13, una bala humana.

En el km 28 nos adentramos en la temida "Casa de Campo" donde abandonas las zonas animadas y donde te vas a encontrar con el temido "muro" con total seguridad. Aquí empecé a notar que las piernas estaban algo cansadas y me costó un poco durante 2 km, justo hasta el momento que vi un cartel que decía "el muro no existe" y empecé a hacer uso del mp4 que llevaba conmigo para tener una motivación extra. Lo malo fue que debí apretar algo que hacía que las canciones entraran en bucle y tuve que escuchar cada canción unas 5 veces hasta que le daba a algún botón para que cambiara.
Dimos una vuelta de 6 km a la Casa de Campo y la temperatura ya no era tan fresca.
Sobre el km 33 me encontré genial, a falta de 1 km para salir de esta zona empecé a aumentar el ritmo sabiendo que sólo quedaban 9 km, pero de repente y sin esperármelo, me encontré con una cuesta en el km 35 que fue matadora.
A partir del km 36 comencé a decirme mentalmente "yo puedo terminarla", "puedo terminarla", "la voy a terminar" y dediqué los últimos 6 km a familiares y pareja para mantenerme en la lucha.
El km 36 se lo dediqué a mi mujer, el km 37 se lo dediqué a mi hija, el km 38, se lo dediqué a mi madre, el km 39 se lo dediqué a mi abuela, el km 40 se lo dediqué a mi abuelo y del km 41 al 42 se lo dediqué a mi padre. ¿El orden? daba un poco igual mientras sirviera para concentrarme en algo que no fuera la carrera, pero especialmente a mi padre por no poder estar entre nosotros para compartir conmigo este momento.


Los geles me tenían ya provocados, el 5º me lo estaba tomando tan despacio que terminé por tirarlo a la mitad. Estaba saturado.
En el km 39, coincidiendo con la canción "Money for nothing" que llevaba en bucle en mi mp4, empecé a notar que el isquio de la pierna izquierda me daba señales de que algo no iba bien y me vino a la mente aquel final de carrera en la media maratón de Madrid del 2017 y no quise forzar porque sabía que si me daba un calambre tendría que parar forzosamente, así que bajé un poco el ritmo y cambié la pisada, pero seguía dándome avisos y decidí caminar un minuto y medio más o menos por si acaso. Volví a correr y recuperar sensaciones positivas pero en el km 40 volvió ese aviso. Volví a caminar unos 20 segundos, me tomé las sales y llamé la atención de uno de los patinadores asistentes que van con los espráis de réflex. Le indiqué el problema y me roció sobre el isquio.
Nada más ponérmelo fue mágico, quizás algo más psicológico que otra cosa, pero funcionó y seguí corriendo hasta el final. Un final que ya parecía no llegar nunca.
El km del 40 al 42 son larguísimos y encima cuesta arriba, y el último km hasta la meta es interminable.

Los últimos 20 metros era más corazón y coraje que piernas, el último gel no me entraba ya y lo tiré casi sin empezar. Recuerdo pasar la línea de meta con los brazos abatidos, los ojos cerrados y con una emoción tan tan grande que los pelos de los brazos eran de punta, escalofríos y ojos cuajados, una emoción indescriptible  por algo que creía tan inalcanzable hacía apenas 4 horas.

Entrada en meta

El tiempo final de carrera fue casi el que tenía previsto hacer, 3 horas 58 minutos y 39 segundos, me pasé por un minuto de mis cálculos iniciales. Quizás las dos veces que tuve que caminar por evitar males mayores fueron la causa, pero aún así, estoy muy contento con el resultado.

La medalla más codiciada


Resumen

Terminar la maratón...……………………. CONSEGUIDO
Terminar en menos de 4 horas ………….... CONSEGUIDO
Terminar sin pararme ………………….…. CONSEGUIDO
Terminar sin dejar de correr ……………… NO conseguido


Puntuaciones de la carrera (de 0 a 5):


Recorrido: 4.5 (si fuera primero por Casa de Campo y no al final estaría mejor)

Organización: 5 (no hubo ningún problema)

Animación: 4.5 (mucho ambiente en las calles, mucha implicación y muchos puntos de animación, aunque algunos escenarios estaban sin animación)

Avituallamientos: 4.5 (completísimo, quizás si el agua estuviera un poco más fría en los últimos km estaría mejor)

Postcarrera: 5 (entrega de agua, fruta, isotónicos)

Medalla: 5 (muy completa, pesada y buena calidad)

Camiseta técnica: 5 (adidas)

Feria del corredor: 5 (excelente)


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