Después de mi particular “campeonato” compitiendo en la
media maratón de Madrid y de Valencia, donde he disfrutado muchísimo
sintiéndome casi un profesional de la competición, hoy tocaba competir en casa (como se suele decir habitualmente).
He de decir que la preparación para esta carrera ha ido muy condicionada
por la dichosa fascitis que parece no querer abandonarme nunca, por lo que he
tenido que tirar un poco más de bicicleta, de cinta en el gimnasio y algún día
extra de recuperación semanal, y como no, de algún resfriado que otro empezando
el año.
De siempre me ha parecido que esta carrera está muy mal
colocada en el calendario porque pilla las navidades muy cerquita, a escasos 20
días y si has tenido (que lo hemos tenido todos) algún exceso, puede pasar algo
de factura.
Los días se iban acercando poco a poco a esa marca en el
calendario donde marcaría mi final como corredor de medias maratones para
comenzar una recuperación total de mi lesión y volver en un futuro, que espero
sea no muy lejano, a correr poco a poco y volver a la competición.
Es por esto que quería hacer el mejor tiempo de todos
arriesgando lo que no había arriesgado en las carreras anteriores y eso pasó
algo de factura al final. Antes de llegar a ese punto, vamos paso a paso.
La feria del corredor
El día anterior fui a recoger mi dorsal y mi bolsa del
corredor a la “feria”, por llamarlo de alguna manera, y es que me da la
impresión que cada vez está más floja. No me pareció nada atractiva ni
interesante, y eché bastante en falta un stand con algo de merchandising sobre
la carrera en cuestión, unos calcetines con el nombre de la carrera, unos
chandals, un pantalón de entrenamiento oficial de la carrera…., un “algo”.
Según llegué me di esa vuelta de reconocimiento donde me
entregaron algunas invitaciones para visitar algún centro deportivo, alguna
muestra de crema para masajes y me dirigí a recoger mi dorsal. Una vez en la
mesa, me piden el cuestionario de salud cumplimentado y mi número de dorsal que
ya traía apuntado.
Me dan el dorsal con 12 imperdibles (supongo por si se me
perdía alguno o por los que no me dieron en Madrid (ironía)) y me mandan a
comprobar el chip a la otra punta del recinto. Una vez comprobado, me hacen
salir de la feria para pasar a otro sitio donde se recogían las camisetas. No había
apenas nadie y podía haber pasado directamente por dentro sin tener que salir
del recinto, pero bueno, seguramente tendrían ganas de sentirse funcionarios
por un día con el reparto de tareas sencillas y sin complicaciones.
Cuando llegué a casa y vi la camiseta…, madre mía, este año
no se rompieron mucho la cabeza en el diseño. Podrían sacarlo a concurso como
los carteles de carnavales, porque mira que es simple. Lo que sí es verdad, es que
la calidad es excelente, pero el diseño deja mucho que desear.
Camiseta oficial y dorsal |
La carrera
Recorrido |
Perfil de la carrera |
Está vez opté por 2 días de reposo para llegar lo mejor
posible dentro de mi eterna lesión.
Empiezo el calentamiento unos 20 minutos antes con una
temperatura de unos 16º, con mis mangas descapotables tras haber dejado mis
enseres en el guardarropa.
Me notaba que me faltaba algún vasito de agua porque estaba
con sensación de un poco de sed, y eso no era buena señal.
Mientras calentaba tomé un par de sorbos de mis particulares
botellas de agua con magnesio y pareció aliviarse un poco.
Me dirijo a mi cajón número 2 y busco un punto de referencia
para llevar un buen ritmo, y cual es mi sorpresa, que veo que tengo la liebre
de 1:45 detrás de mí y delante la de 1:30. No hay término medio y yo quiero
hacer un ritmo para terminar en 1:40, vaya faena.
Cajón nº2 de salida |
Había estado mirando en casa que para hacer ese tiempo tenía
que correr a un ritmo de 4’44’’ así que a tirar de gps.
Dan la salida y comenzamos a correr. Miro mi reloj y marca
un ritmo de 5’10’’ y hay un par de personas que tenían que haberse puesto un
poco más atrás y toca adelantarlas.
Cuando me quito a estas personas vuelvo a mirar y voy a un
ritmo de 4’30’’. No viene mal para recuperar el tiempo perdido.
Llegamos a la avenida Mesa y López y el primer km me marca 4’45’’.
Bien, vamos a buen ritmo, ahora toca mantenerlo, se suponía….
Al llegar al km 2 vuelvo a mirar el reloj y me marca 4’21’’.
Sé que hay que bajar el ritmo pero no me encuentro cómodo, no tengo un
referente y así llegamos al km3 marcando un ritmo de 4’33’’. Una de dos, o me
sale el carrerón de mi vida o no termino.
En el km 3 ½ tenemos una carroza de animación perteneciente
a la media maratón de Vecindario, un poco pobre, pero a estas alturas de
carrera me vale, aún no es necesario.
A la altura del muelle deportivo de la avenida marítima está
el km 4 y veo un ritmo algo más normal, 4’41”, pero aún voy muy rápido.
En el km 5 volvemos a repetir el mismo ritmo de 4’41” y
parece que ya he encontrado mi punto de fusión con el asfalto.
Km 6 a la altura del parque San Telmo (por la avenida
marítima) marco un ritmo de 4’35” con unas pulsaciones de 172ppm. Vuelvo a
estar muy acelerado.
Dándolo todo |
El km 7 a falta de menos de 1km para dar la vuelta en Hoya
La Plata me cruzo con los que ya vienen de vuelta y vuelvo a bajar mi ritmo de
carrera a 4’38” pero no termino de encontrarme cómodo.
Ya damos la vuelta en un lugar habilitado para ello con unos
voluntarios que avisaban del acontecimiento y que de despistarte podría salir
muy caro, ya que los que seguían de largo eran los de la maratón.
En el km 8 por fin me reencontré con mi tiempo de carrera 4’45”,
a ver si por casualidad lo mantenía hasta el final de la carrera.
El km 9 pareció confirmarme que ya estaba por el camino
adecuado manteniendo el ritmo a 4’44”.
Por fin, en el km 9 ½ un punto de animación con una batucada, ¡qué
detalle!
Por el paso del km 10 llevaba un ritmo de 4’48’’, y ya era
el 3º km seguido que mantenía el ritmo. Llevaba 46’32” de carrera, lo que hacía
un tiempazo (para mí) en una media maratón de seguir así, ya que mi record
personal en 10km es de 46’16”.
A la altura del km 11, hay un corredor que va por mi
izquierda y que va cerrándome el camino hasta que le grito eso de “¡no me
cierres!” y parece que vuelve a retomar su posición por unos metros, hasta que
en el desvío con conos situado a la altura de Juan XXIII, el tipo decide poner
el indicador de mano pasar por delante, salirse del tramo trazado por los conos
y atacar el nuevo tramo en línea recta. A su rollo.
Después de flipar un poco con el tipo, sigo mi ritmo
valorando el esfuerzo que estoy haciendo y empiezo a notar que no estoy tan
fresco. Intento ponerme a rebufo y recortar en las pocas curvas que hay en ese
tramo tan largo y desolado donde podrían grabar una película de vaqueros en el
lejano oeste.
En el km 12 sigo estando a 4’49” pero me está costando ya
mantener el ritmo y aún me quedan 9 km por delante. Empiezo a coger todas las
esponjitas que puedo por el camino para refrescarme la nuca y la cabeza y eso
parece espabilarme un poco.
Entre el 12 y el 13 volvimos a pasar por la carroza donde
cogimos algo de ánimos.
En el km 13 ya hemos abandonado la avenida marítima y nos
hemos metido por ciudad jardín y esas curvas hacen que pierdas algo de ritmo.
Miro el reloj y voy a 5’07”. Es el ritmo más lento de toda la carrera. Me lo
tomo como una pequeña recuperación ya que he ganado muchísimo tiempo extra y
puedo permitírmelo.
El km 14 he recuperado mi ritmo y ya voy a 4’47” de nuevo, a
la altura del Perpetuo Socorro después de pasar por Mesa y López de nuevo y
donde empiezo a sentir que me falta un chute de energía.
El km 15, junto al mercado del puerto, con un ritmo de 4’59”,
había vuelto a perder mi ritmo idóneo y ya noto como me pesan un poco las
piernas y noto la fatiga, el ritmo tan alto en los primeros kms empiezan a
hacer mella. Momento idóneo para sacar el gel enriquecido con magnesio y a
pequeños sorbos junto a un par de tragos de agua. Me sentó de miedo. Creo que
no había notado nunca un efecto tan positivo en un gel, volví a coger algo de
ritmo, que por desgracia no duró mucho.
En el km 16 por fin tenemos otra batucada, y aunque me dio
un pequeño empuje, no consiguió que mejorara. Ritmo de 5’18’’…. me está pasando
lo mismo del año pasado pero a más velocidad. Empezaba a sentir que me tenía
que parar o caminar, pero intenté concentrarme en que sólo quedaban 5 km y que
la pensaba terminar aunque sea al trote cochinero, pero no me paraba porque
tenía entrenos de sobra como para conseguirlo.
El km 17 no tardó mucho en llegar y volví a coger algo de
ritmo, 5’06”. Sólo esperaba que el tiempo total fuera suficiente como para
mejorar mi último tiempo en Valencia, ya que eso de bajar de 1:40 lo estaba
empezando a ver muy negro.
Casi llegando al km 18, una chica que llevaba un ritmo
parecido al mío pareció fundirse y parar porque no podía más. Me dio bastante
pena y la animé para que siguiera, como si yo no necesitara que me llevaran en
brazos.
El km 18 parecía no llegar nunca y era el principio de la
avenida de Las Canteras. Yo ya ni veía, no sabía si había gente en la playa o
no, sólo intentaba mantener las pocas fuerzas que me quedaban en llegar lo más
dignamente posible a la meta. Aquí iba a 5’13” y ya no tenía muchas esperanzas
de volver a coger el ritmo.
A los pocos metros de pasar por el punto 18, veo que la
chica que antes animaba para que siguiera, me adelanta y va a mi mismo ritmo,
como si no hubiera pasado nada.
Algunas palmitas muy tímidas sonaban y algún “vamos” que
parecía llevar eco incorporado por lo solitario del mismo.
El km 19 fue el de mi queridísima fascitis plantar. Decidió
salir a pasear y darme un poco de moral para rematar la carrera, aunque pese a
ello, me enfundé algo de orgullo y tiré con un ritmo de 5’07” mirando como la
meta parecía estar lejísimo aún.
La chica de la que hablaba antes, volvió a parar, pero sintiéndolo
mucho, no tenía fuerzas ni ganas de volver a animar a nadie, bastante tenía ya
con mi cruz.
El km 20 al menos conseguí mantener el ritmo en 5’06” porque
visto lo visto, ya más no se podía hacer. El calor estaba apretando ya y al
mirar mi reloj vi que ya no tenía posibilidades de llegar en 1:40 o menos, así
que mi otra opción era intentar menos tiempo que mi última carrera.
El km 21 era el que no llegaba nunca. A falta de unos metros
estaba empezando a darme calambres en la pierna izquierda y me vi parándome para
estirar, así que lo que hice fue cambiar mi longitud de zancada, mi ritmo de
carrera y hasta mi pisada para evitar que me diera. Mi ritmo de carrera aquí
fue de 5’03”.
Llegada a meta. Mi cara lo dice todo. |
La meta la pasé con esa sensación de haber llegado pero
poder haberlo hecho mucho mejor si hubiera marcado un ritmo constante, pero al
menos logré no pararme y aunque no conseguí mi meta principal que era 1:40, ni
bajar mi anterior tiempo de carrera en 1:42:46 en Valencia, al menos conseguí hacer mi
segundo mejor tiempo, 1:43:29, el mejor tiempo que he hecho en una media en la isla y mi
mejor tiempo de la CajaSiete MGC, ya que el año pasado fue 1:48:42.
Arriesgué demasiado, pero como se suele decir, quien no
arriesga, no gana.
Vídeo de la carrera.
Postcarrera
Al finalizar la carrera, me dirigí a recoger mi medalla, 3
botellas de agua, 2 plátanos y todo aquello que pudiera y por primera vez hice
uso del servicio de espráis para dolores y calambres que daban dos chicas en
la línea de meta.
Luciendo medalla |
Pasada la fase de reflexión, me dirigí a la zona de las piscinas
de agua frías para meter mis sufridos pies y recuperarme cuanto antes. El día
estaba estupendo para estar en la playa, unos 26 grados, así que no me costaría
mucho meter los pies en esa agua tan fría. Compadezco a los que tenían que
empezar a correr los 10km a las 11:30.
Tras mi remojo, me dirigí a la carpa de fisioterapia para
que me dieran un repaso en los isquiotibiales que estuvieron a punto de volver
a chafarme otra carrera a las puertas de la meta.
El servicio postcarrera fue estupendo, mucho mejor de lo
esperado, ya que pensaba que iba a tener que hacer una supercola para entrar en
la zona de masajes.
Después me acerqué a hablar con una de las voluntarias para
preguntarle por el servicio de grabado de las medallas y no tenía ni idea. Me
mandó a hablar con un organizador al cual me dirigí. Este señor tampoco tenía
ni idea, ni siquiera de su existencia. Me parece curioso que sea un organizador
el que no se entere de nada.
Tras preguntar a 5 personas entre organizadores y
voluntarios, si, 5 personas, terminé por buscarlo por mí mismo. Al final
resultó estar en la zona del guardarropa. Una vez allí, tras una cola de unas
12 personas, me dicen que el tiempo que se va a grabar en la medalla es el
oficial, no el real.
Sinceramente, no sé cómo se puede hacer las cosas tan mal,
¿a quién le interesa tener grabado en su medalla el tiempo que aparece en el
crono cuando pasas por debajo cuando tu carrera empieza 30 segundos o un minuto
más tarde que el primero que sale?. Espero que este tipo de cosas tan básicas
las corrijan, porque no me ha pasado ni en Madrid ni en Valencia y es que se cae
por su propio peso.
Como resumen tengo que decir que fue una carrera muy dura
por la falta de motivación y animación, por la lesión y por el calor, y que si
queremos que esta carrera sea el mayor referente de Canarias, no podemos
dormirnos y conformarnos con que sea una carrera televisada, conozco a gente
que no ha hecho esta carrera por lo aburrida que llega a ser correr por la
avenida marítima sin animación alguna.
Ahora toca recuperarse del todo, intentar volver con más
fuerza y ampliar mi colección……
Igual a la del año pasado pero en dorado. |
Puntuaciones de la carrera (de 0 a 5):
Recorrido: 3 (zonas poco transitadas y sin publico ni atractivo)
Organización: 3 (no tenían ni idea de algunas cosas básicas)
Animación: 2 (pocos puntos de animación y poca implicación)
Avituallamientos: 4 (bastante bueno)
Postcarrera: 4 (entrega de agua, fruta, isotónicos, fisioterapia, piscina de agua fría)
Medalla: 3 (lo peor quizá que el diseño podría ser mejor)
Camiseta técnica: 2 (buena calidad y diseño muy pobre)
Feria del corredor: 2 (insuficiente)
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